sábado, 9 de enero de 2016

CONSECUENCIAS DE LA GRAN DEPRESIÓN EN ESPAÑA

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Como ya sabemos la Gran Depresión se inició en Estados Unidos en 1929. Se difundió al resto del mundo mediante la disminución del comercio y los flujos internacionales de capital y la inversión de las corrientes migratorias. España no fue una excepción y también fue golpeada por esta aunque con menor intensidad. Solo algunos sectores se vieron afectados de la coyuntura exterior y en menor medida que otros países exportadores de materias primas y productos agrarios. Entre los productos más perjudicados destacan los agrícolas de exportación (vinos, cítricos, aceite de oliva, frutas) y los minerales y sus derivados como las piritas y el mineral de hierro. En su conjunto las ventas españolas en el exterior se redujeron sensiblemente entre 1929 y 1935. Sobre todo en 1933 cuando cayeron las exportaciones de naranjas en parte por las consecuencias de los acuerdos preferenciales de la Commonwealth aprobados en Ottawa y en parte, y sobre todo, por las heladas que afectaron a la citricultura valenciana a pesar de lo cual se siguió enviando la fruta al exterior con el consiguiente hundimiento de los precios.
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Al coincidir el cambio de régimen con la etapa más aguda de la crisis internacional de 1929 hay diversas teorías sobre la recesión económica que sufrió España. Por un lado está la interpretación tradicional, inspirada en los escritos de los escritores contemporáneos, los cuales, negaron el contagio de la crisis internacional y  responsabilizaron la depresión a los errores de los partidos republicanos. Podemos citar a Olegario Fernández Baños (1934) como defensor de esta teoría. Para él la crisis española se desarrollo al margen e independientemente de la mundial, debido a su aislamiento, creado por los altos aranceles y el aumento del tipo de cambio de la peseta. Por otro lado, están los que  afirman, sin negar la importancia de los factores internos, que el contagio internacional tuvo más relevancia en la gestación de la recesión económica en España, como sucedió en el resto de Europa. Ellos dicen que la economía de la SegundaRepública siguió las pautas internacionales, con las particularidades propias de los países atrasados y los problemas peculiares de una democracia recién establecida.

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En definitiva, la recesión económica que sufrió España fue menos profunda pero similar a la sufrida por las democracias europeas. Desde el punto de vista coyuntural, no puede hablarse de Gran Depresión en la década de 1930. Los problemas más graves de la economía española eran estructurales y seguían vigentes en 1936. Los gobiernos republicanos recurrieron a los instrumentos de política económica convencionales de su tiempo, aunque aplicaron con retraso y escasa convicción las políticas de empobrecer al vecino, lo que agravo las repercusiones de la crisis internacional. En España, como en el resto de Europa, no se aplicaron políticas Keynesianas. La política económica republicana no causó la depresión económica ni esta desencadenó la Guerra Civil.

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